segunda-feira, 17 de fevereiro de 2014

Cuando muere un guardaparque, todos perdemos ...

El más antiguo guardaparques del Perú falleció recién: Justo Jallo
Quispe, quien recibió el "Premio para Conservación Carlos Ponce Del
Prado 2010" (en agosto 2011), en la categoría "Guardaparque
Destacado", gracias a 32 años de trabajo en la Reserva Nacional
Titicaca.

El premio, creado en reconocimiento al conservacionista peruano Carlos
Ponce del Prado, tiene como objetivo destacar acciones ciudadanas en
servicio de la conservación de las áreas protegidas y biodiversidad en
el Perú y pretende incentivar y reconocer a las personas que trabajan
activamente para defender la diversidad biológica del país.


El día de hoy falleció uno de los guardaparques más queridos y
recordados del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el
Estado-SERNANP, don Justo Jallo Quispe, que durante más de treinta
años entregó su vida a la conservación de la Reserva Nacional del
Titicaca.

Su partida enluta al Sistema de Áreas Naturales Protegidas por el
Estado, pero a su vez deja grandes anécdotas y enseñanzas que servirán
como ejemplo a las nuevas generaciones de guardaparques.

Don Justo Jallo fue uno de los primeros guardaparques del Sistema y su
gran amor por las áreas protegidas lo llevó a tener que trabajar ad
honorem entre 1981 y 1984, época donde los recursos destinados a la
conservación eran muy escasos. Por esta razón, su larga trayectoria,
su voluntad por modernizarse y evidente dedicación, es que en el año
2010 fue galardonado como Guardaparque Destacado en los Premios Carlos
Ponce del Prado a manos del ex Ministro del Ambiente, Antonio Brack.

Sus compañeros de aventuras y largas jornadas de trabajo en la Reserva
Nacional del Titicaca lo recuerdan desde sus inicios, cuando realizaba
sus patrullajes por el lago Titicaca en una balsita de totora, y cómo
ahora continuaba firme en sus actividades aún sufriendo una penosa
enfermedad.

Aún a sus 66 años, cuando se le preguntaba a don Justo por qué todavía
se dedica a estas labores, respondía sin dudar "porque me he casado
con la naturaleza y aún me falta cumplir mi trabajo".  ¡Sin duda
alguna, un gran hombre de la conservación!

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