Según el resumen elaborado por Sofia Méndez Castillo, Asesora Auxiliar de Ramsar para América, el sitio posee un elevado valor biológico porque sustenta una gran diversidad de flora y fauna gracias a sus diferentes hábitat. La zona es un importante lugar de nidificación de tortugas, como la carey (Eretmochelys imbricata) en peligro crítico de desaparición, y sustenta asimismo especies inscritas en los apéndices I y II de la CITES y en la Lista Roja de la UICN, como el manatí (Trichechus manatus), los monos aulladores o saraguatos (Aloutta palliata), el águila harpía (Harpia harpyja), la tortuga cabezona (Caretta caretta) y la tortuga verde o cahuama (Chelonia mydas).
El área proporciona además medios de sustento a los grupos étnicos nómadas ngobe y buglé, que están entre las tribus más antiguas de Panamá, y se considera que encierra un elevado potencial etno-turístico y eco-turístico. Entre las muchas amenazas que pesan sobre el humedal están la deforestación, las prácticas agrícolas inadecuadas, la caza de subsistencia, la explotación excesiva de los recursos marinos, la minería y la contaminación de su zona de captación; como respuesta, se ha propuesto un plan de ordenación del sitio. En 2004, el sitio fue designado área protegida nacional en la categoría de Humedal de Importancia Internacional.
Fuente: http://www.ramsar.org/cda/es/ramsar-news-archives-2010-new-site-panama/main/ramsar/1-26-45-437%5E24533_4000_2__
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