quarta-feira, 12 de setembro de 2012

Se desvanecen manadas de elefantes. Caza ilegal por el costosísimo marfil.


    África. Caza ilegal por el costosísimo marfil llega a involucrar a oficiales del Ejército
GARAMBA | THE NEW YORK TIMES

    En 30 años de combatir a cazadores ilegales, Paul Onyango nunca había visto nada así: 22 elefantes muertos, algunos jóvenes, apiñados en la sabana abierta, muchos de ellos asesinados con una sola bala en la parte superior de la cabeza.
No había huellas que se alejaran, ni señal de que los cazadores furtivos hubieran asechado a su presa desde el terreno. Los colmillos habían sido arrancados, pero nada de la carne; y los cazadores ilegales con fines de subsistencia casi siempre se llevan un poco de carne para la larga caminata de vuelta a casa.
Varios días más tarde, a comienzos de abril, los guardias del Parque Nacional de Garamba, el Congo, vieron a un helicóptero militar de Uganda volando muy bajo, en un vuelo no autorizado, pero dijeron que la nave se había retirado abruptamente después de haber sido detectada. Oficiales del parque, científicos y autoridades congolesas ahora creen que las fuerzas armadas de Uganda mataron a los 22 elefantes desde un helicóptero y se llevaron más del equivalente de un millón de dólares en marfil.

"Eran tiradores muy buenos, realmente buenos", destacó Onyango, el jefe de guardabosques de Garamba. "Incluso le dispararon a los bebés. ¿Por qué? Fue como si hubieran venido aquí a destruir todo".
África está pasando por una época de matanza de elefantes. Grupos conservacionistas afirman que cazadores furtivos están matando decenas de miles de elefantes al año, más que en cualquier otro momento de las últimas dos décadas, al tiempo que el tráfico clandestino de marfil se está volviendo cada vez más militarizado.
Al igual que los diamantes de sangre de Sierra Leona o minerales saqueados del Congo, el marfil, todo parece indicarlo, es el recurso más reciente de un conflicto en África, extraído de remotas zonas de batalla.
Algunos de los grupos armados más notorios de África, incluido el Ejército de Resistencia del Señor, el al-Shabab y los yanyauid de Darfur, están cazando elefantes y usando los colmillos para comprar armas y sostener su destrucción. Grupos de la delincuencia organizada se están uniendo a ellos para mover el marfil por todo el mundo, explotando estados turbulentos, fronteras porosas y oficiales corruptos desde el África subsahariana hasta China, informan oficiales de la ley.
La gran mayoría del marfil ilegal -los expertos destacan que equivale a casi 70%- está fluyendo a China, y si bien los chinos han codiciado el marfil durante siglos, nunca antes tantos de ellos han sido capaces de costearlo. El auge económico del país ha creado una vasta clase media, disparando el precio del marfil a la estratósfera en las calles de Pekín: 1.000 dólares por libra. "Las enormes poblaciones en África occidental han desaparecido, en tanto las del centro y el este se están perdiendo rápidamente", dijo Andrew Dobson, ecologista en Princeton.
ALARMA. El Parque Nacional de Garamba es una gran sábana hermosa de verde, 3.040 kilómetros cuadrados, enclavado en el rincón noreste del Congo. Visualice un mar de pastos de elefante a la altura del pecho, arremolinados ríos marrón, listones de papiros y la ocasional ave secretaria en blanco y negro, volando en picada con elegancia a través de cielos rosados. Fundado en 1938, Garamba es considerado ampliamente uno de los parques más asombrosos del África.
Pero ahora, es un campo de batalla, con una carrera armamentista desarrollándose a lo largo de la sabana. Cada mañana, pelotones de los 140 guardabosques de la vida silvestre de Garamba se preparan con rifles de asalto, ametralladoras y lanzagranadas cargados. Luis Arranz, el administrador del parque, quiere conseguir aviones de vigilancia teledirigidos, en tanto la organización sin fines de lucro que administra el parque está considerando la adquisición de lentes de visión nocturna, chalecos antibalas y camionetas de carga con ametralladoras montadas.
"Nosotros no negociamos, no damos ninguna advertencia, nosotros primero disparamos", dijo Onyango, el jefe de guardias, quien trabajó como encargado de cacería en Kenia durante más de 20 años. Ascendió a altas filas pero perdió su puesto luego de que un presunto cazador ilegal muriera bajo su custodia.
En junio, oyó un estallido de balazos. Sus guardabosques hicieron un "arrastre de leopardo" sobre sus vientres durante horas a través del picante pasto de elefante hasta que lograron espiar a cazadores furtivos matando a varios elefantes. Al instante el escuadrón decidió dispararles.
ORGANIZACIÓN. Una investigación posterior demostró que los cazadores ilegales eran integrantes del Ejército de Resistencia del Señor, brutal grupo rebelde que circula en el centro de África, matando a pobladores y esclavizando a niños. Tropas estadounidenses de Operaciones Especiales están ayudando a varios ejércitos africanos a darle cacería al fantasma que lidera al grupo, Joseph Kony.
Varias personas que se habían escapado del ERS dijeron que Kony había ordenado que sus combatientes mataran a todos los elefantes que fuera posible y le enviaran los colmillos.
Esa ganancia no pasa inadvertida por soldados del gobierno en África central, quienes a menudo cobran apenas 100 dólares mensuales, si les pagan. En Garamba, los cuidadores del parque han arrestado a muchos soldados del gobierno congolés, incluidos algunos que fueron capturados con colmillos, grandes trozos de carne de elefante.
Con base en un informe escrito en 2010 por John Hart, científico estadounidense y uno de los principales investigadores de elefantes en Congo, los "militares congoleses están implicados en casi toda la cacería ilegal de elefantes", haciendo de las fuerzas armadas "el principal perpetrador de matanzas de elefantes en la República Democrática del Congo".
Sin embargo, la presunta cacería furtiva con helicóptero es algo nuevo.
En junio, fueron decomisados 36 colmillos en el aeropuerto de Entebbe en Uganda. Dieciocho de los 22 elefantes asesinados en Garamba en marzo eran adultos a los cuales les arrancaron su marfil, lo cual normalmente equivaldría a 36 colmillos. Estaban intactos los pequeños tocones de marfil en los animales jóvenes que fueron muertos.
Como dato anecdótico, en abril circuló por todo el mundo la noticia de que el rey Juan Carlos de España se había fracturado la cadera. ¿Cómo fue? No hacía otra cosa que cazar elefantes en Botsuana.
La cifra
22
Fueron los elefantes encontrados muertos en el Congo sin sus valiosos colmillos. Todo ese marfil equivaldría a un millón de dólares.

Fonte: El País

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