El enfoque de la discusión sobre el cambio climático está basado en los esquemas de los mercados de carbono, un enfoque mercantilista fundamentalmente equivocado. James Hansen, uno de los más destacados expertos en cambio climático en el mundo, lo compara con la lucha contra la esclavitud o el nazismo: No se puede negociar la reducción de la esclavitud en un 40 o 50%. Este destacado científico es el luchador más intrépido en contra del camino habitual en el tratamiento del cambio climático, lo que él califica de climate change business as usual.
El discurso de la mitigación
El Acuerdo de la XV Conferencia de las Partes (COP 15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC), llevado a cabo en Copenhague en diciembre del 2009, reconoce oficialmente por primera vez la necesidad de reducir a 2 grados centígrados el aumento de la temperatura de la Tierra. Pero no habla de la obligación de reducir emisiones para lograr este objetivo.
En las COP 15 de Copenhague y 16 de Cancún 2010, la comunidad internacional discutió un acuerdo vinculante que debería reemplazar en el año 2012 al Protocolo de Kioto. Un tratado que –como se puede leer y escuchar en todas partes– tiene su enfoque en la mitigación del cambio climático. ¿Será cierto esto? Lamentablemente los hechos dicen todo lo contrario: el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera nunca creció más rápido y amenazantemente que después de la firma del Protocolo de Kioto en 1997. En vez de la mitigación del cambio climático tenemos que hablar del discurso retórico de la mitigación.
¿Cuál es la situación real?
El contenido promedio de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra alcanzó en el 2010 un nuevo récord de 389 partes por millón (ppm). Durante los últimos 800 mil años hasta el comienzo de la Revolución Industrial, los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera nunca excedieron las 280 ppm de dióxido de carbono y las 750 partes por billón (ppb) de metano. Hoy en día los valores para estos gases están completamente fuera de los rangos naturales: los niveles de dióxido de carbono están un tercio más alto que a inicios de la Revolución Industrial y los niveles de metano se duplicaron a más de 1700 ppb. El incremento más rápido, en este registro histórico de los últimos 800 mil años en núcleos de hielo de perforación, fue de unos 30 ppm de dióxido de carbono en la atmósfera en mil años. En nuestra era de combustibles fósiles, los seres humanos añadimos esta cantidad a la atmósfera en los últimos diecisiete años. Y con esto estamos empujando considerablemente al sistema de la Tierra fuera de sus límites normales de operación.
¿Cuál es la fuerza destructiva?
La corriente principal de las discusiones sobre el cambio climático está incrustada en el paradigma de un crecimiento económico sin fin, basado en recursos inagotables. Enlazado con la creencia fatal de que el hombre tiene la capacidad de encontrar soluciones técnicas para el cambio climático, las cuales le permitirían continuar con el consumo desmedido y la destrucción de la naturaleza actuales. El capitalismo desenfrenado se basa en una suposición no descrita y no declarada: A pesar del calentamiento global, el planeta continuará operando en gran parte como lo hizo desde el final de la última época glacial, y el calentamiento perturbará, pero no desbaratará el sistema. ¿Será correcta esta suposición?
El mito de la adaptación
El nuevo entendimiento del sistema climático y de los puntos de inflexión tiene que hacernos repensar la capacidad de adaptación al cambio climático. La idea de la adaptación está basada en la infalibilidad del modelo imperante de crecimiento económico. La suposición es que los cambios causados por el calentamiento global serán suaves, predecibles y manejables. Pero la historia de la Tierra nos enseña lo contrario: el cambio climático normal es abrupto e impredecible. Siguiendo el modelo económico actual, es una falacia pensar que podremos estabilizar el clima y limitar el calentamiento del planeta a 2 grados centígrados de temperatura global. De igual manera nos engañamos si decimos que nos resultará fácil de adaptarnos al cambio climático. Estamos por desencadenar un calentamiento desenfrenado con consecuencias inimaginables para nuestra sobrevivencia en la Tierra.
No se puede encarar el cambio climático como un nuevo negocio del capitalismo, es un asunto de sobrevivencia de la Tierra y de la humanidad –un asunto que no admite concesiones. Es hora que cambiemos el rumbo de nuestro actuar. Dejémonos guiar por lo que el forestal-ecólogo norteamericano Aldo Leopold dijo en los años 30 del siglo pasado: “Una cosa es correcta cuando tiende a preservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad biótica. No lo es, si tiende a lo contrario”.
Joerg Elbers, Oficial Senior de Áreas Protegidas, UICN-Sur,
joerg.elbers@iucn.org
Fotografia: Roberto Ariano
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