Intervención de J. Joaquín Aniceto (Agente de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía):
Presidenta, Consejera, autoridades, representantes de las empresas colaboradoras, compañeros y compañeras. Buenos días y bienvenidos.
Ante todo deseamos mostrar nuestro agradecimiento al equipo directivo de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía por haber hecho posible este III Congreso de Agentes Forestales y Medioambientales de España.
Un congreso que, indiscutiblemente, tiene lugar en un momento de considerable complejidad social, económica y política, en el que además ciertos proyectos legislativos -como telón de fondo- suscitan una profunda preocupación en el seno del colectivo.
Resulta pues todo un hito, la oportunidad que se nos brinda a los profesionales de la protección y la gestión ambiental, tomando los andaluces la batuta y, con ella, la responsabilidad de organizar este encuentro; confiamos que productivo, enriquecedor y, por qué no, todo un punto de inflexión en nuestra proyección futura, tanto en Andalucía como en el resto del territorio nacional.
Sra. Presidenta, sepa usted que de las tres ediciones que este encuentro ha tenido lugar hasta la fecha, es la primera vez que la máxima autoridad de una Comunidad Autónoma nos honra con su presencia en el acto de la inauguración, por lo que nos enorgullece su compromiso con este congreso.
Córdoba, considerada la ciudad de las tres culturas, todo un ejemplo de tolerancia, convivencia e integración, ofrecía -sin lugar a dudas- un marco incomparable para el desarrollo de este encuentro. Agradecemos, por tanto, a esta ciudad –a través de su Alcalde- la buena acogida y las facilidades que desde un primer momento han mostrado para la puesta en marcha de este congreso.
Asimismo, la universidad, cuna del saber y la cultura, suponía el encuadre perfecto para un encuentro profesional de estas características, en el que se compartirán experiencias y conocimientos que contribuirán a enriquecer nuestra profesión. De este modo, un merecido reconocimiento quisiéramos también trasladar al Rector de la Universidad de Córdoba por facilitarnos este inmejorable soporte y ambiente de estudio.
Tampoco podemos olvidarnos de todas aquellas empresas que se han mostrado dispuestas a colaborar, y sin cuya ayuda hubiese sido imposible sacar adelante este proyecto. Gracias a todas ellas.
Por último, nuestro agradecimiento a todos y cada uno de los compañeros que voluntariamente han contribuido a la organización de este congreso.
Muchas gracias.
Intervención de Esther Ruiz (Agente Forestal de la Comunidad de Madrid):
En el marco profesional diré que son casi 140 años de historia la de este colectivo, ya que se ha tomado como origen de los Agentes Forestales y Medioambientales el año 1877 en el que se promulgó la Ley de Mejora, Fomento y Repoblación de los Montes Públicos, por la que se crearon los denominados “capataces de cultivos”. Aunque podríamos incluso retrotraernos a la Edad Media en donde los denominados Caballeros de la Sierra protegían y regulaban los recursos naturales.
La llegada de la Democracia y el proceso de transferencia de competencias a las Comunidades Autónomas supuso para nosotros la pérdida de una identidad única, la de Agente Forestal, diluyendo nuestra existencia en tantas administraciones públicas como autonomías o entes locales, y dando lugar a diferentes denominaciones como Axente Forestal, Guarda del Medio Natural, Guarda Forestal, Agent Rural, Agente Forestal, Agente Medioambiental, Agente del Medio Natural, Agente para la Protección de la Naturaleza o Agente de Medio Ambiente.
Si algo extraordinario tuvo la Ley de Montes de 2003, de ámbito estatal y más aún con la reforma de 2006, fue la de cubrir esa amplia diversidad de definiciones bajo el paraguas de una denominación común, la de Agente Forestal. Asimismo, en esta norma se recoge lo que la Ley de Enjuiciamiento Criminal de finales del siglo XIX, ya decía sobre nuestra condición de policía judicial genérica.
Tal condición no es baladí, por cuanto que si bien gran parte de nuestro trabajo se dedica a la gestión de los recursos naturales y conservación de la naturaleza o a la necesidad de atender emergencias ambientales, como pueden ser incendios forestales, rescate de personas en el medio natural o vertidos, no es menos cierto que desempeñamos una importantísima función como policía medioambiental. Y es aquí que, como consecuencia de que el derecho ambiental en nuestro país se difumina entre lo administrativo y lo penal, resulta imposible en infinidad de ocasiones deslindar donde se encuentra el límite de uno frente al otro. Es por ello que ante el panorama que se nos vislumbra con la modificación de la actual Ley de Montes, nuestro colectivo pueda verse en el desempeño de sus funciones con una gran inseguridad jurídica.
Desgraciadamente muchas asignaturas pendientes pesan sobre nuestro colectivo. Una regulación común, como puede ser una Ley Básica que siente el mínimo común denominador de todos nosotros y nos homogenice; Ley de Cuerpo propia en todas las Comunidades Autónomas, como ya existe en algunas, que blinde nuestras funciones; Reglamentos que desarrollen esa Ley; protocolos de coordinación con otros Cuerpos; itinerarios formativos comunes; integración en las salas del 112 y un largo etc. Aquí también incluiría la difusión de nuestra profesión a la ciudadanía, pues lamentablemente quien no sale en los medios de comunicación no existe. Todos los que activamente participamos en Congresos, Asambleas, grupos de Whatsapp… vivimos un permanente “dejà vu” en estos y en otros temas. Pero todo esto que nuestro colectivo imperiosamente necesita no será posible sin una apuesta firme y decidida de nuestras administraciones, pues por mucha motivación y mucha ilusión que pongamos en el desempeño de nuestro trabajo con eficacia, nosotros somos casi el último eslabón en esta cadena de cambios que encarecidamente demandamos.
A todos los aquí presentes nos une unos valores indiscutibles como son el compromiso de servicio público, la vocación y entrega por nuestra maravillosa profesión, el extraordinario conocimiento del medio y la motivación para seguir formándonos y desempeñando con profesionalidad nuestro trabajo. Hemos llegado a ser Agentes Forestales/Medioambientales desde diversas formaciones académicas, lo que nos ha hecho ser en la actualidad un Cuerpo multidisciplinar, con el enriquecimiento que desde mi punto de vista esto ha supuesto para el colectivo.
En contrapartida nos acechan ciertas debilidades que debemos aprender a conocer y a combatir.
Este congreso, indiscutiblemente, debe servir para marcar un antes y un después en la hoja de ruta que tendría que trazar el colectivo de Agentes Forestales y Medioambientales de este país y muy especialmente los Agentes de Medio Ambiente de Andalucía.
Os animo a seguir luchando desde todos los ámbitos para dignificar nuestra profesión.
Muchas gracias.
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